martes, junio 27, 2006

psico-percepción

Mi empleo se lleva gran parte de mi tiempo. No se porque acabe en esta profesión. Mi padre quería que estudiara medicina, mientras que mi madre hubiera sido feliz si me hubiera convertido en ama de casa. Ninguna de esas dos opciones me interesaba. El diseño de interiores me llamo la atención desde mi adolescencia. Siempre he trabajado mejor bajo presión, y en mi profesión es algo esencial. Mis clientes, la mayoría parejas recién casadas aveces hacen comentarios como:
-¿Como haces para que todo este en orden?-
-Todo parece estar en el sitio adecuado...donde siempre debieron estar
.-
Ironía.
Puedo pensar en la iluminación, en los costos, en colores, muebles;puedo hacer que una oficina tengo ese "look" sofisticado y profesional, o puedo hacer que una habitación tenga ese toque moderno y hogareño a la vez. Puedo hacer eso bajo presión.
Puedo decir este mueble aquí, este mueble allá, este color aquí, este color allá.
Orden. Color. Vida. Perfección.
Ironía.
¿Y mi vida?
Un desorden y sin colores.
Ironía.
Las paredes de mi departamento son todas blancas, no hay nada que le de color. Tengo los muebles necesarios, y muy pocos adornos. En la pared solo hay fotografías de paisajes que me regalo un amigo.
Siempre uso las ventanas como puntos referentes para empezar mi trabajo.
Mi departamento tiene dos ventanas.

viernes, junio 16, 2006

Entrevista

Al borde del pánico y la apatía.

Esos sentimientos me invadieron minutos antes de mi ultima entrevista del día. Después de siete entrevistas seguidas, esta se convirtió en una mas, y al mismo tiempo mi ultima oportunidad. Tenia muy poco dinero en la bolsa. Deudas. Si no conseguía este trabajo, no se que iba a ser de lo poco que quedaba de mi.
-Tus documentos hablan muy bien de ti- habia dicho el Señor Alvarez.
-Tengo todo lo que piden, me siento capaz de hacer el trabajo-
Pensé que debería ser mas convincente, aunque ya no me gustara mi trabajo. Diseño Interior. Ya nada importaba.
Pero antes que yo hablara, aquel Señor Alvarez se convirtió en otro mas.
Sentí aquella mirada sobre mis piernas, por mis senos, por mis labios.
-¿Cuanto dinero tienes para sostenerte?-
No debí responder, pero ya nada importaba.
-Poco-
Sentí esa mirada otra vez y me llene de asco.
-¿Que estas dispuesta a hacer?-
Que pregunta tan fácil de hacer y tan difícil de contestar.
-Todo-
Después de esa palabra sabia que todo iba a cambiar. Nada seria como antes. ¿Pero que era ese antes? Una vida sin nada porque vivir. Una vida gris, de cigarros y de alcohol.

Una hora después salí de la oficina, con empleo y con asco.
Llegue a casa y me metí a la ducha. Como si el agua pudiese limpiar las manchas.

Y ahora estoy aquí con una copa de vino tratando de quitarme aquel sabor.

miércoles, junio 14, 2006

el diario de una perdida

Si, mi diario. Tal vez debería empezar con lo clásico;
"Querido diario,"
Pero lo que se escribirá en este no va con aquellos diarios de portada color rosa, de memorias dulces, de momentos felices.
No tengo nada de eso, mi vida no es de color rosa.
Recuerdo como mi madre me decía que Dios estaba conmigo siempre, aunque yo no lo viera. Que Dios nunca dejaría que algo malo me pasara. Tenia solo 8 años cuando mi madre, una mujer religiosa, me dijo eso, yo sentada en sus piernas y con una vida por delante.
En las noches, en las mañanas, cuando camino por las calles, cuando estoy con un hombre en la cama, cuando me siento sola, cuando respiro...pienso en eso...¿Dónde quedo Dios?
Cuando viví mi vida sirviendo a los demás recibiendo migajas de cariño, Dios estaba ocupado. Cuando me sentí sola, cuando necesite un consuelo, Dios no miro hacia mi.
Y cuando recibia insultos y golpes, Dios no noto la ironía que era mi vida.
Dios se olvido de mi.
Y yo me olvide de el.
Solo sé que tengo un cigarro en la mano y un hombre dormido en la cama. No se su apellido, ni el mi nombre.