miércoles, octubre 10, 2007

bonjour tristesse, adieu tristesse!

Dicen que a veces acusamos a alguien para justificarnos por haberle causado algún daño.

Casi un mes sin escribir…la palabra favorita del mes: casi. Casi experimente la felicidad en su plenitud pero también casi regrese a ese abismo donde me encontraba. Hace unas semanas, no se que cosa me hizo hacer ciertos comentarios que ya sabia le iban a molestar.
-¿Y ahora, me quieres igual o mas que antes? ¿O menos?
-Mas, Laila, mucho mas-
-¿En serio? Porque ya ves lo que dicen, cuando uno se enamora ve a la persona amada a través de un velo de ilusiones, pensamos que es perfecta y cuando se logra estar con ella nos damos cuenta que es un simple humano, llena de defectos. Tal vez ahora que me ves así tal y como soy tu amor ya no es el mismo-
Me dolió más su mirada que lo que dijo después. Nunca pensé que un día me miraría así, con decepción.
-¿En verdad crees eso? ¿Crees que lo que yo siento es solo un capricho? No sé a donde quieres llegar con esta conversación, pero conociéndote casi puedo asegurar que tienes miedo de lastimarme. ¿Qué demonios crees que hacías cuando te veía salir con alguien? Me lastimaste pero te quería, te quiero. ¿Quién te dijo que te creo perfecta? Odio este tipo de comentarios que haces, odio la manera en que vivías antes, odio que te hayas dejado golpear por aquel idiota, odio que no hayas tenido la fuerza de voluntad para terminar con eso desde un principio, odio muchas cosas Laila, pero nada de eso hace que te quiera menos. La indecisa eres tú, no yo.-

Casi una semana después fue él quien me dio un disgusto. Su afición por las motocicletas ya le ha causado dos accidentes. Llegue yo primero al hospital pero no me quisieron decir nada, que solo hasta que alguien de la familia inmediata estuviera presente.
Aborrezco los hospitales, el olor, sus colores, todo.
Estuve con Andrés hasta que despertó y lo primero que dijo fue “hola mi niña.”
Sentí nauseas cuando el doctor dijo “brazo derecho fracturado, tres costillas fracturadas y 7 puntadas en la ceja izquierda. Mañana ya puede regresar a casa, pero debe tener reposo absoluto.”

Al siguiente día, cuando lo lleve al departamento, fui yo la que lloro y él quien me consoló. Me pidió disculpas por haberme preocupado, “me imagino lo que sentiste.”¿En verdad se imaginara lo que sentí? ¿Sabrá que pude llegar al hospital solo porque Diana me llevo? ¿Sabrá que en el hospital cuando pregunte por él me temblaba la voz? Ese era otro de mis miedos. Él quería que me diera cuenta que podía vivir sin él, pero no puedo. En el hospital me di cuenta de eso. Aunque ya entiendo lo que quiso decir ese día en la boda. Dijo que si podía vivir sin mi, pero que él no quería esa vida. Yo tampoco quiero una vida sin él.

No es fácil disfrutar de la felicidad cuando se tiene miedo de perderla. Pero es difícil no sentirlo. Pensé que con tantas cosas que habían pasado, mi alma se había hecho insensible, que era fácil disimular con alguna sonrisa las amarguras, pero soy una mujer sensible que llora y grita y se desespera. Jaja eso me sonó a histérica. Mi vida con Andrés no había cambiado mucho, la única diferencia siendo los besos. Él si empezó a ser mas cariñoso, pero yo no. No porque no quisiera sino que no sé, no sabia como serlo.

Y me da tristeza saber que tomo algo así para darme cuenta de lo que en realidad siento por él. Si, lo quería, lo he querido siempre y los “te quieros” nunca han faltado. Pero ahora si puedo decir que lo quiero, lo adoro. Ahora me permito disfrutar de sus sonrisas, de sus mimos y de esa ternura que he descubierto en mí.