-Yo nunca dije eso Laila-
Pronto serán las tres de la tarde y aquí está lleno de gente. Un pajarito toma agua y se baña en un charco de agua cerca de la banca donde estoy sentada. No entiendo la fascinación que tienen los turistas con este parque. Aun hoy, un día nublado, no impide que la gente venga y tome fotos. Escucho a gente cerca de mí decir que es un parque hermoso pero no entiendo que le ven. Tal vez he vivido muchos años aquí que ya no veo lo que ellos sí. Eso o no tengo buen gusto.
Ya ha pasado un año desde la última vez que escribí algo. A veces pienso que escribo solo cuando no sé qué hacer de mi vida. Hoy igual no pensaba escribir pero vine un rato al parque y traje mi diario.
No sé por dónde empezar.
Me casé.
Me gustaría escribir (solo por reírme un rato) que fue una boda como esas de las películas. Que Andrés me sorprendió con un anillo en medio de una cena romántica, que todo el lugar estaba cubierto con pétalos de rosas, que tuvimos mil invitados y que el pastel era toda una obra de arte.
Afortunadamente, puedo escribir que no hubo nada de eso. Se nos ocurrió un día que íbamos caminando y pasamos por el Manhattan Marriage Bureau. Andrés me dio uno de sus discursos sobre como la ciencia ha comprobado que las parejas casadas viven más. Le dije que lo más probable es que lo hacían para ver quien resistía mas la tortura.
Me reto a probar mi teoría. Yo acepte.
Ese día fuimos a pedir la licencia (que costo solo $25) y al otro día nos casamos.
Los testigos fueron otra pareja que estaban ahí por lo mismo y la gran recepción para dos fue en Monster Sushi porque al groom se le antojó la comida japonesa.
Ya son casi las nueva de la noche y yo no puedo terminar de escribir esto. ¿Qué tan difícil puede ser escribir todo lo que ha pasado? Realmente ha sido un año muy tranquilo y sin malas noticias.
Andrés se ha sentado detrás de mí en la cama. Cuando se acerco y vio que inmediatamente cambie de página me sonrió y dijo que mantendría los ojos cerrados. Esta aquí abrazándome y sus labios en mi cuello.
Mi hermana tuvo su bebe en enero. Nathanael. ¿Sería egoísta de mi parte decir que hubo cierto momento en que no sentí felicidad por ella?
Ahora otra amiga está embarazada y siento que volveré a perderme en el baby shower y en las pláticas de nombres y en el horrible momento en que alguien me pida un consejo porque claro, ya pase por eso.
-Te quiero- me murmura Andrés al oído y le doy un leve codazo y le digo que no sea cursi.
-Así me quieres- dice y no lo niego.
¿Qué haría si abriera los ojos y viera todo esto? ¿Y por qué estoy tan segura que los ha mantenido cerrados?
Estoy triste y no tengo una razón exacta. Esta vez es más la confusión que la tristeza y no sé qué hacer. Tal vez es simple melancolía lo que tengo. Ese vicio que no me deja del todo.
Hablando de vicios…he pasado un año, un mes y ocho días sin fumar.
-Dijiste que nunca te ibas a casar-
-Yo nunca dije eso Laila-
-¿Qué dijiste entonces?-
-Que jamás me casaría si no era contigo-